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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Liberación

Antes, su pene en estado de erección emitía chorros y chorros de semen espeso y caliente como si tuviese una fuente alterna que lo proveyera a su antojo. Ahora, expulsa un líquido sanguinolento que le provoca un llanto ahogado. Antes, la eyaculación salía disparada en el marco de un fondo musical que a ratos llegaba a confundir con el relinchar de un caballo. Yo solía molestarme un poco. ¿Será que cree que está montando a una yegua? Pero de inmediato la ira desaparecía y se transformaba en un quieto resoplo como si en el fondo estuviera agradecida de ser su yegua particular. Suya. Única. Le pertenecía y con eso era suficiente. En ese entonces yo pensaba que las erecciones durarían toda una vida y el gozo no tendría fin. Ahora solo me queda recordar las emociones que aquel miembro erectil me hizo sentir.             Antes, se quedaba dormido demasiado rápido. No le importaba si yo necesitaba un abrazo, un cariño, un gesto de complacencia o un reproche por falta de pasión o exceso