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Mostrando entradas de octubre, 2009

¿Los libros una necesidad vital?

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Dentro del limitado presupuesto familiar se incluyen desde los productos más primordiales como jabón para fregar los platos, hasta los más estrambóticos como un spray que promete acabar con los ácaros escondidos en nuestras almohadas. Lamentablemente, éste (salvo las valiosas excepciones) no incluye a los libros en sus largas listas de artículos infaltables dentro de nuestro hogar. Es como si éstos no ocuparan un sitial de honor dentro de nuestras necesidades primigenias. Un querido profesor de pre grado bromeaba el otro día, sobre los hechos acaecidos durante los “saqueos” del histórico veintisiete de febrero, en los cuales, para asombro de todos nosotros, y para risa de otros muchos, no se perdonaron carnicerías, abastos, distribuidoras de artefactos electrodomésticos, mueblerías, panaderías…(Uff! Quizás todo lo que termine en “ía” que tenga venta de víveres y enseres), pero se dejaron INTACTAS y por completo abandonadas a las “LIBRERÍAS”. Según él, en la ciudad capital podía verse p

Justipreciar lo nuestro

Hace algunos años escuché de una querida amiga, a quien tenía influenciada el acento seductor de su novio caraqueño: “¿Se bañastes?” “¿Se arreglastes?” Aunque me daban muchas ganas de reírme en su cara, me contenía por consideración. Creía que sus galimatías se debían en parte a su enamoramiento y por su puesto, a su deseo de imitar lo que le era ajeno. Después oí a uno de mis profesores de pre grado, en medio de una concurrida dinámica grupal afirmar: “Súbate a esa silla, súbate, súbate!”; también dijo con total desparpajo: “Métate, métate!” Tales comportamientos son reflejo de nuestra idea de imitar todo lo foráneo, de no aceptar lo propio, de no sentirnos identificados con lo que nos pertenece ya sea por herencia o por simple idiosincrasia. Eso mismo sucede quizás con los escritores, pues, en su afán por conseguir la originalidad, el reconocimiento, producen obras que no se corresponden con la realidad histórico-cultural donde son engendradas. Si bien no puede negarse que hay que es

¿Vampiros pasados de moda? Jamás!!!!!

La temática vampiresca no pasa de moda. Contradictoriamente a lo que pudieran opinar muchos críticos literarios, los escritos que giran en torno a lo desconocido, a lo terrorífico del vampiro, continúan siendo un inagotado terreno para el público lector. Mientras nos devanamos los sesos por encontrar tramas innovadoras, las más clásicas como el hombrecillo que bebe sangre en busca de la eterna juventud, sigue gozando del atractivo de hace siglos. Un ejemplo clave es la cotizada producción literaria “Crepúsculo” (considerada por muchos expertos como seudo literatura), que aparte de haber sido recibida por millones de lectores en todo el mundo, desafía todos los pronósticos sobre la apatía de los jóvenes hacia el acto de leer, pues, tiene nada más y nada menos que OCHOCIENTAS PÁGINAS, las cuales son devoradas con el más intricado placer, demostrando que el morbo experimentado hacia el “chupasangre” sigue siendo el mismo, aún en las generaciones más recientes y que la apatía hacia la lect