A lo mejor estamos demasiado solos


A propósito de programas radiales donde se piden complacencias y se dan números telefónicos: ¿Por qué todavía se escuchan, dentro de estos espacios, frases como “Por favor da mi número, estoy buscando novia gordita, sencilla y honesta”; “Por fa da mi número, soy un hombre maduro que busca amiga con quien compartir” o “Soy una mujer divorciada, aun joven, que busca compañero entre 50 y 60 años”? ¿Será acaso que las redes sociales como Facebook o Twitter no están resultando tan eficaces en la adquisición y consecución de nuevas amistades como tanto se pregona? ¿O es que tal vez hay más soledad y desesperación entre nuestros habitantes de lo que pensábamos? Un querida amiga que es periodista, aseguraba que a este tipo de programas sólo llaman y escriben por mensaje de texto, las “cebollas” (haciendo referencia a las sirvientas o cachifas) y los homosexuales, quienes según ella son los ÚNICOS capaces de caer en “semejante ridiculez”. Yo creo que quienes se expresan a través de un medio público, ya sea para saludar a alguien, felicitar un familiar que está de cumpleaños, pedirle matrimonio a su pareja, o intentar hallar amistades o romance, tienen una necesidad de expresarse, de manifestar sus sentimientos que aunado al simple goce del entretenimiento de escuchar su nombre o llevar a cabo su propósito, consigue llenar algún espacio vacío en su interior. Tal vez esa pequeña ventana, genera una sensación de satisfacción que no puede equipararse con nada, en especial porque en la actualidad se vive de una forma tan acelerada que a ratos no nos da tiempo de comunicarnos ni con quienes comparten nuestra propia casa. Sé que estarán pensando que no tengo la autoridad para emitir un juicio de ese tipo, pues, de psiquiatra no tengo ni pizca, pero algo de cierto debe haber, cuando son decenas de mensajes los que entran a diario a los distintos programas radiales que tienen la modalidad de complacer a sus oyentes. ¿No es por esa misma razón que fue famoso, y durante mucho tiempo, “El telefonito musical”? De pronto es que estamos muy apegados a las costumbres de antaño o que sentimos una cierta nostalgia por ese tiempo pasado que nunca volverá y que según el adagio “siempre fue mejor”, especialmente ahora que por causa de las susodichas redes sociales ya ni los propios miembros de una misma familia se comunican de manera personal sino a través de la tecnología que vino –y que- para facilitarnos la vida.

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