Hibridación cultural: un riobobense original.

A propósito de hibridación cultural ¿Se imaginan a un riobobense o riobobero —como mejor prefieran— vestido de jean, chaqueta de cuero, botas “Convert” y aspecto pálido tal cual Drácula tropical, promocionando a las criaturas de la noche del Río Bobo? ¿Pueden concebir por un momento la imagen de un licenciado en Educación mención Castellano y Literatura, con una Maestría en Literatura Latinoamericana y del Caribe, Especialista en promoción de lectura y escritura, creador del Encuentro Literario Liceísta y con un nada despreciable número de amigos en el Facebook, que se disfraza de nazareno en la semana mayor? Pues yo sí, ya que no sólo es reflejo de la hibridación que causa en un pueblerino de San José de Bolívar venirse para una ciudad tan conmocionada como San Cristóbal, sino la voluntad de un hombre, amante del pueblo que lo vio nacer, por mostrar sus raíces y que no descansará hasta producir la mayor cantidad de obras que preserven su mayor herencia: la tradición oral.

Les hablo de José Antonio Pulido Zambrano, quien hace muy pocas semanas bautizó su libro “Criaturas de la noche en el Río Bobo” (BATT, 2011), y cuya vocación además de educar, es difundir su patrimonio cultural: las leyendas que rodean a su patria chica San José de Bolívar. Enclavada en las montañas del Municipio Francisco de Miranda, esta población de pocos habitantes, encierra una tradición oral rica que Pulido Zambrano ha logrado llevar a la escrituralidad, salvando del olvido todo eso que envuelve de encanto a una población. Transformado, como él mismo se describe, en esa figura legendaria y ancestral del contador de leyendas, cuyo encargo es el resguardo de la memoria histórica de sus antecesores, nos pasea por todas esas historias contadas de generación en generación de abuelos a nietos, de padres a hijos, de poblador a poblador.

“El pueblo de San José de Bolívar está lleno de una fastuosa literatura, llamada “oral”, donde en la mayoría de los casos el hombre de campo debe enfrentarse a seres demoníacos como el diablo, el silbón, la llorona, brujas, duendes, entre otros, que conforman el rico legado folclórico-cultural riobobero, patrimonio de nuestras raíces andinas.”, dice el propio autor en la contraportada del libro. Y es cierto, en la obra podemos presenciar duelos con el diablo o “buen amigo”, apariciones de brujas malévolas de las que se salva el supuesto “bobito” del pueblo, y hasta la transformación de seres en animales.

A simple vista, puede pensarse que lo descrito allí les interesa únicamente a los pobladores de San José. Pues nada más falso; lo que ha construido Pulido Zambrano en este libro es un híbrido que conjuga los elementos propios de la oralidad con la narrativa de misterio más clásica. Las lecturas de John William Polidori, Bram Stoker, Mary Shelley o Stephen King (uno de los grandes placeres de Pulido Zambrano) se dejan entrever en las líneas de Criaturas. Caminamos pues, el terreno de la ficción de la mano de esos hombres lobo que tanto han fascinado al público de todos los tiempos; nos dejamos llevar por los caminos de leyendas del pueblo de San José, pero con el estilo que identifica las narraciones hechas para sembrar horror. Horror que en este caso también se encuentra mezclado con dosis de humor, dándole a Criaturas de la noche en el Río Bobo muchas más razones para leerlo.

Les invito entonces a que disfruten de “El pasajero del diablo”, “El espíritu de las aguas”, “El niño de la quebrada” o “El espanto de los Paujiles”. Que se deleiten con las expresiones que definen a esta localidad, decantadas por un estudioso de la lengua y la literatura, cuya misión en el mundo es demostrar que en ese pueblo lo que sobra es talento, perseverancia y creatividad [Que lo diga su próxima producción literaria “Un lobo estepario vestido de jean”] y que la literatura es en esencia: universal.

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