Dieta balanceada


Como ya todos saben, mi inclinación ha sido y es: promocionar a los escritores regionales y nacionales; no porque esté asumiendo una posición de extremo nacionalismo ni mucho menos, sino porque es importante justipreciar lo nuestro (y no sólo lo literario sino todo: tradiciones, fiestas, idiosincrasia, imaginarios, actitudes, creencias…). Ahora bien, uno de mis más queridos y admirados profesores de post grado, me señalaba recientemente, que para lograr calar en un público tan exigente como la actual juventud venezolana, no basta con ofrecer una variedad de opciones de los más dignos representantes de las letras nacionales, pues, el gusto por lo literario se cosecha, tal cual dieta alimenticia: de manera balanceada. En otras palabras: si a un muchacho se le da sólo apio seguro se pondrá amarillo; si se le da nada más que arepa de seguro terminará –además de subalimentado- estreñido; si entonces les negamos las carnes –los vegetarianos son expertos en este aspecto, los remito a ellos- tendrán que conseguir proteínas de otras fuentes como las lentejas o la soya para no terminar desmayado por ahí; y por supuesto, si nos dedicamos a darles pura literatura con sabor regional y nacional terminará careciendo del gusto estético por la calidad y la excelencia de las obras que han logrado mantenerse a través de los años como maestras –en todo el sentido ontológico y pragmático de la palabra-. Sí, ya sé lo que están pensando: ¡Mi profe tiene razón!, ¡Y es cierto! Está en lo correcto, no puede inclinarse la balanza de un solo lado, pues, los valores literarios que convierten a una obra en universal no radican en el lugar (país, estado, municipio) donde se produzca, sino en las características que la conforman y la convierten en literatura. Si queremos que un muchacho esté bien alimentado de “sapiencia” no le neguemos la oportunidad de deleitarse con los grandes clásicos ni tampoco con las historias de pronto menos célebres y hasta demasiado “nuevas” para ser reconocidas como literarias. Manejemos pues el equilibrio y por supuesto no dejemos de ofrecerles -a la hora de hacer trabajo de promoción- una oportunidad a los escritores noveles de entrar en nuestro selecto grupo de títulos, porque si bien la proporción idónea es 50/50, mitad-mitad, igual-igual, tampoco puede negarse que la inclinación por lo ajeno ha sido demasiado pronunciada en nuestro entorno y si no que lo digan quienes afirman con desprecio: “Yo no creo en los escritores de acá” o “Es que literatura venezolana propiamente dicha no existe más allá de Uslar Pietri y Gallegos”.

Comentarios

  1. Me parece un buen punto a tratar.Por lo general nos fijamos siempre en obras de arte,música,literarias.De artistas y autores de otros países.Dejando a un lado a los nuestros, sin ni siquiera darnos y darles la oportunidad de conocer sus capacidades.
    Todos tenemos ideas que compartir y si no las damos a conocer o no las toman en cuenta jamás podremos ni podran saber que tan buenos o malos somos.

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  2. Bien dicho Arnoldo. Ya que tienes una convicción sobre el tema, ¿podrías por favor escribir a qué autores de cualquier disciplina artística VENEZOLANOS recomendarías?
    La mejor enseñanza es el ejemplo, así que te invito a que nos permitas saber esa información.
    Con respecto a la forma en que expresas tus ideas, te felicito, espero que continúes alimentando el arte de la escritura, que permite -aunque no lo parezca- desarrollar competencias comunicativas extraordinarias.

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