El anillo (Tercera y última parte)

Dentro del cuento, el lenguaje juega un papel fundamental creando entresijos en las palabras usadas por el marido, pues, ¿Acaso está hablando en serio? O ¿Es sólo un ardid para que continúe Teresa a su lado siendo el objeto que le proporciona delicia? La misma autora lo advirtió al inicio del cuento: "Porque los maltratos que él le infería parecían provocarle un secreto placer que se prolongaba hasta que ella caía a sus pies, implorando perdón." (Viteri, 2007: 11)

Si bien, como lo explica Simone de Beauvoir, la mujer se complace con su papel de Otro, porque le resulta más cómodo adaptarse que luchar, esta postura asumida por el marido es como un juego irónico hacia una liberación verdadera que no llega. Viene a ser, antes que un acto de emancipación, la certeza de continuidad de un círculo vicioso, porque ¿Quién garantiza que no volverá a pegarle? ¿Cómo podemos estar seguros que a partir de esa inversión de los roles amo/esclavo el marido de Teresa cambiará?

Incluso la respuesta que ella le da al marido furioso: "¡No! , no...Me lo regalaron...Un hombre...Un hombre...Alto...de pelo...negro...Dice que me quiere...Quiere llevarme...Me dice: <>(Viteri, 2007:14), nos permite interpretar que en ella se guarda el deseo de conseguir que su marido se convierta en ese hombre imaginario que la trata bien, que le dice cosa bonitas, sigue en todo caso deseosa de ser y tener ese Otro al que hace alusión tanto Lacan como De Beauvoir.

Permite inferir también, que está conciente que existen hombres atentos, que saben cómo tratar a las mujeres, pero eso sí hombres, es decir, no concibe el mundo si no es con ellos, si no está esa presencia masculina, esa aceptación de ser y existir como y por Otro, concepción que forma parte del imaginario latinoamericano.

Por ello, la temática planteada por Eugenia Viteri, a través de "El anillo" no puede clasificarse a priori como masoquismo, pues, lleva incrustado connotaciones mucho más amplias, tanto del universo femenino como de la realidad socio-cultural de Latinoamérica.

Finalmente, si para Simone de Beauvoir, la mujer deja de ser un Otro, en la medida que experimente su feminidad, para Gargallo, en su libro Ideas feministas latinoamericanas (2006), "[...] como mujeres, nos haremos del mundo sólo con nuestra libertad, con nuestro movimiento hacia el ideal contenido de la palabra libre, con acciones trascendentes y respeto a nosotras mismas." (Gargallo, 2006: 223).

Sólo cuando las mujeres asuman su feminidad de manera absoluta y verdadera dejarán de pensar y actuar como lo espera la sociedad y por tanto, como lo esperan los hombres. Simone de Beauvoir citando a Rimbaud bien lo advertía: "Entonces será plenamente un ser humano cuando sea destruida la infinita servidumbre de la mujer, cuando viva por ella y para ella, una vez que el hombre -hasta ahora abominable- le haya devuelto su libertad." (De Beauvoir, 1954: 308)

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